Desde el momento en que nos enteramos que tendremos un hijo, además de sentir una gran emoción, sentimos también un miedo inmenso: ¿cómo educaré a ese ser?, ¿lo haré bien?, ¿seré una buena madre, un buen padre?
Quisiéramos que desde que nace, o incluso antes, nos dieran un instructivo o una serie de advertencias para saber cómo actuar ante sus necesidades. Pero, entre los nervios, los llantos, y los familiares que nos llenan de consejos y de miedos, olvidamos lo más importante: mostrarles qué es la vida.
Después, llega la vida escolar y lo tomamos como un descanso. Sin embargo, es uno de los momentos en que más deberíamos involucrarnos pues, es en el aula donde pasarán más de 15 años de su vida aprendiendo y relacionándose con otros pequeños. Es por ello que la Doctora Montessori se fijó la meta de incluir a los padres en la vida estudiantil de los pequeños.
Así, ella establece una comunicación más cercana con los papás para que hagan un verdadero equipo con las maestras y maestros. Desde qué material se utiliza en el aula hasta cómo dialogar con los pequeños es lo que Montessori ofrece. De esta forma, casa y escuela son un refuerzo que lleva por el mismo camino el aprendizaje de los niños.
¿Ya sabías de este beneficio del sistema Montessori? Seguro que te ayudará para crear vínculos más fuertes con tu pequeño, para que le muestres cómo esquivar las trampas y cómo ganar los premios que encontramos en este juego que llamamos ‘vida’.