¿Recuerdas qué pasaba cuando tú o alguno de tus compañeros respondía ‘incorrectamente’ a alguna pregunta de la maestra? ¿Recuerdas qué sucedía cuando alguno no hacía la tarea o no seguía las instrucciones? Seguramente pasaban dos cosas: en la escuela había burlas y etiquetas según las características de aquél niño y en casa había regaños.
Desde que los pequeños se reconocen como individuos, cada comentario que se haga a su persona influirá directamente en su autoestima. Es un grave error señalar a los niños por sus capacidades o tratar de compararlos con el resto del grupo, pues cada niño tiene intereses y habilidades diferentes que necesitan ser estimulados de forma distinta.
En el sistema Montessori los errores no existen. Los niños adquieren experiencias que les ayudarán a distinguir las consecuencias de sus decisiones. Las maestras y maestros son guías que les muestran el camino sin etiquetas y sin castigos que muchas veces los niños no comprenden.
Esta forma de trabajo es una forma de evitar el bullying, pues no se intenta estandarizar a los niños y cada uno avanza según su ritmo. ¿Quién no hubiera querido una infancia sin burlas? Esta es la oportunidad de brindarles a tus hijos una infancia plena, tal como lo buscó la Doctora Montessori.